Oranmiyán,
uno de los Orishas menores de la religión yoruba. Oranmiyán es un Orisha hijo
de Oduduwa, dueño y señor de la tierra firme. Según la leyenda africana medio
hijo de Oduduwá y medio de Oggún, su culto proviene de Ifé. Solo unos pocos
conocen en profundidad su culto. Representa el firmamento.
Cuenta
uno de sus patakíes que cuando llegó a la distribución del ashé, por ser el más
joven, le tocó una bolsa con una sustancia oscura, 21 barras de hierro, una
cigüeña, un caracol y una nuez de palma.
Bajó
al mar y dejó con la ayuda del caracol un pequeño montículo de la tierra que
tenía en la bolsa y sobre ella coloco a la cigüeña, que escarbaba y con los
huevos que ponía, se mezclaban con la tierra convirtiéndola en tierra firme.
Cuando intentaron apoderarse de su tierra tomó las 21
barras de hierro y creó lanzas y flechas para defenderse. De esta manera se ganó el respeto y
el título de dueño y señor de la tierra firme.
"Orànmíyàn (Oranian) fue el hijo menor de Odùduà y se convirtió en el más poderoso de
todos ellos; aquel cuya fama era la mayor en toda la nación Yoruba. Se hizo
famoso como cazador desde su juventud y, enseguida, por las grandes, numerosas
y provechosas conquistas que realizó." Fue el fundador del reino de Oyó.
Una de sus mujeres, Torosí (Torosi), hija de Elémpe, el
rey de la nación Tapá (o Nupê), fue la madre de Xangô, que
tiempo después subió al trono de Oyó. Realmente fue padre de los
primeros dos Sàngó, ya que su mujer Torosí tuvo mellizos; ésto era
malvisto en esa época, por lo que se le ocultó al pueblo (que condenaba el
nacimiento de dos niños como un mal presagio). De esta manera uno de los Sangó
fue enviado al reino Tapá a que lo criara su abuela Oba Yéyé (la madre de la
reina) y el otro (Sángó Mési) se quedó a vivir en el reino de Oyó. Más tarde el
que vivía en oyó se convirtió en rey derrocando a su medio hermano Dada Ajaka,
quien se exhilió en Igboho, para luego ahorcarle en venganza en las afueras de
la ciudad.
Oranian fue concebido en
condiciones muy particulares, que sin duda espantarían a los estudiosos de la
genética moderna. Una leyenda relata como Ogum, durante una de sus
expediciones guerreras, conquistó la ciudad de Ogotún, la saqueó y trajo
un botín importante. Una prisionera de rara belleza llamada Lakanjê le
agradó tanto que él no respetó su virtud. Más tarde, cuando Odùduà,
padre de Ogum, la vio, quedó perturbado, la deseó y la convirtió en una
de sus mujeres. Ogum, amedrentado, no osó revelar a su padre lo que
había pasado entre él y la bella prisionera. Nueve meses más tarde, Oranian
nacía. Su cuerpo estaba verticalmente dividido en dos colores. Era negro de un
lado, pues Ogum tenía la piel oscura, y pardo del otro, como Odùduà,
que tenía la piel muy clara.
Esa característica de Oranian es representada todos los
años en Ifé, en ocasión de la fiesta de Olojó, cuando el cuerpo
de los servidores de Oòni es pintado de negro y blanco. Ellos acompañan
a Óòni desde su palacio hasta Òkè Mògún, la colina donde
se alza un monolito consagrado a Ogum. Esa gran piedra es rodeada de màrìwò
òpè, franjas de palmeras deshilachadas y, ese día, los sacrificios de perro
y gallo son colgados allí. Óòni llega vestido suntuosamente teniendo en
la cabeza la corona de Odùduà. Es una de las raras ocasiones, tal vez la única
en el año, en que él la usa públicamente, fuera del palacio. Llegando delante
de la piedra de Ogum, cruza por un instante su espada con Osògún, jefe
del culto de Ogum en Ifé, en señal de alianza, a pesar del disgusto
experimentado por Odùduà cuando descubrió que no era el único padre de Oranian.
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