viernes, 10 de febrero de 2017

Oranmiyán




Oranmiyán, uno de los Orishas menores de la religión yoruba. Oranmiyán es un Orisha hijo de Oduduwa, dueño y señor de la tierra firme. Según la leyenda africana medio hijo de Oduduwá y medio de Oggún, su culto proviene de Ifé. Solo unos pocos conocen en profundidad su culto. Representa el firmamento.
Cuenta uno de sus patakíes que cuando llegó a la distribución del ashé, por ser el más joven, le tocó una bolsa con una sustancia oscura, 21 barras de hierro, una cigüeña, un caracol y una nuez de palma.
Bajó al mar y dejó con la ayuda del caracol un pequeño montículo de la tierra que tenía en la bolsa y sobre ella coloco a la cigüeña, que escarbaba y con los huevos que ponía, se mezclaban con la tierra convirtiéndola en tierra firme. 
Cuando intentaron apoderarse de su tierra tomó las 21 barras de hierro y creó lanzas y flechas para defenderse. De esta manera se ganó el respeto y el título de dueño y señor de la tierra firme.
"Orànmíyàn (Oranian) fue el hijo menor de Odùduà y se convirtió en el más poderoso de todos ellos; aquel cuya fama era la mayor en toda la nación Yoruba. Se hizo famoso como cazador desde su juventud y, enseguida, por las grandes, numerosas y provechosas conquistas que realizó." Fue el fundador del reino de Oyó. Una de sus mujeres, Torosí (Torosi), hija de Elémpe, el rey de la nación Tapá (o Nupê), fue la madre de Xangô, que tiempo después subió al trono de Oyó. Realmente fue padre de los primeros dos Sàngó, ya que su mujer Torosí tuvo mellizos; ésto era malvisto en esa época, por lo que se le ocultó al pueblo (que condenaba el nacimiento de dos niños como un mal presagio). De esta manera uno de los Sangó fue enviado al reino Tapá a que lo criara su abuela Oba Yéyé (la madre de la reina) y el otro (Sángó Mési) se quedó a vivir en el reino de Oyó. Más tarde el que vivía en oyó se convirtió en rey derrocando a su medio hermano Dada Ajaka, quien se exhilió en Igboho, para luego ahorcarle en venganza en las afueras de la ciudad.
Oranian fue concebido en condiciones muy particulares, que sin duda espantarían a los estudiosos de la genética moderna. Una leyenda relata como Ogum, durante una de sus expediciones guerreras, conquistó la ciudad de Ogotún, la saqueó y trajo un botín importante. Una prisionera de rara belleza llamada Lakanjê le agradó tanto que él no respetó su virtud. Más tarde, cuando Odùduà, padre de Ogum, la vio, quedó perturbado, la deseó y la convirtió en una de sus mujeres. Ogum, amedrentado, no osó revelar a su padre lo que había pasado entre él y la bella prisionera. Nueve meses más tarde, Oranian nacía. Su cuerpo estaba verticalmente dividido en dos colores. Era negro de un lado, pues Ogum tenía la piel oscura, y pardo del otro, como Odùduà, que tenía la piel muy clara.
Esa característica de Oranian es representada todos los años en Ifé, en ocasión de la fiesta de Olojó, cuando el cuerpo de los servidores de Oòni es pintado de negro y blanco. Ellos acompañan a Óòni desde su palacio hasta Òkè Mògún, la colina donde se alza un monolito consagrado a Ogum. Esa gran piedra es rodeada de màrìwò òpè, franjas de palmeras deshilachadas y, ese día, los sacrificios de perro y gallo son colgados allí. Óòni llega vestido suntuosamente teniendo en la cabeza la corona de Odùduà. Es una de las raras ocasiones, tal vez la única en el año, en que él la usa públicamente, fuera del palacio. Llegando delante de la piedra de Ogum, cruza por un instante su espada con Osògún, jefe del culto de Ogum en Ifé, en señal de alianza, a pesar del disgusto experimentado por Odùduà cuando descubrió que no era el único padre de Oranian.

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